Es cierto que muchos nosotros nos dejamos llevar por la publicidad de masas. La lectura de la cual todos hablan, parece que deba ser la lectura de tu mesita de noche. Cierto es que el criterio de otros lectores puede ayudar a dar valor a una obra, pero ¿le otorga tu beneplácito el hecho de que una lectura tenga fama?Dime con quien andas y te diré que lees. No quiero que este artículo se convierta en un reclamo de la literatura minorista, sino que tan solo digo, que el lector debe escuchar sus intereses y variar entre aquellas lecturas escondidas para las masas, ya sea un clásico, o un borrador de un nuevo autor; seguro, que incluso, siempre cabe un longseller de los grandes autores que aportan maravillas con su creatividad.
Sea como sea, no te ahogues en una lectura que no es de tu pertenencia, y con ello me refiero a que no leas aquello que tu personalidad y vivencias te hayan llevado hasta a la temática de la obra, parece algo lógico ¿verdad? pero poco habitual en muchos lectores, sobre todo en lectores jóvenes. Apoyemos la tesis de la libre elección, personal e intransferible, sin adoctrinamientos sino con propuestas abiertas a cada tipo de persona. Estoy seguro de que si te paras unos minutos ante una sinopsis y una buena crítica en Internet, tus elecciones serán mucho más satisfactorias.
